Descubriendo las supercarreteras de las ballenas en el océano Antártico
- Fecha: 28 junio 2023
Las extraordinarias ballenas de la Antártida han cautivado a los investigadores, pero estudiar a estos gigantes marinos es un desafío. La tecnología es una herramienta indispensable para desentrañar los misterios de estas enigmáticas criaturas. Para estudiar las ballenas en la Antártida y otras partes del mundo, los científicos dependen de embarcaciones inflables para maniobrar cuidadosamente alrededor de gigantescos icebergs y colocar etiquetas satelitales especiales para poder descubrir los secretos de la ecología de las ballenas. Usan drones para obtener vistas aéreas en áreas donde es difícil llegar y suelen mostrar su creatividad en cuanto a ingeniería cuando se enfrentan a condiciones climáticas que cambian rápidamente.
En una reciente expedición a la Antártida, Chris Johnson, líder global de la Iniciativa para la Protección de Ballenas y Delfines de WWF, se unió a un equipo de reconocidos ecologistas de ballenas dirigido por el Dr. Ari Friedlaender de la Universidad de California Santa Cruz. Su misión fue investigar las grandes ballenas de la Antártida y obtener información sobre sus corredores azules ante un clima en constante cambio. Esta ambiciosa obra fue posible gracias a una alianza entre Intrepid Travel y WWF-Australia.
Protecting Blue Corridors es un proyecto de conservación global realizado en colaboración con la comunidad científica y política de mamíferos marinos. El proyecto identifica estrategias para salvaguardar los hábitats vitales de las ballenas, incluidas sus rutas de migración anual entre las áreas de reproducción en los trópicos y las áreas de alimentación en los polos.
"Muchas ballenas barbadas, como la jorobada, el rorcual común, el rorcual boreal, la ballena franca austral y el rorcual austral, migran a este lugar para alimentarse principalmente de krill antártico. Sin embargo, existen detalles cruciales sobre sus áreas de alimentación y distribución que aún los investigadores desconocen", comenta Chris. Johnson. "A medida que el cambio climático y la pesca de krill se intensifican en la región, la urgencia por ampliar nuestro conocimiento de sus áreas críticas de alimentación y diseñar e implementar medidas de protección efectivas es primordial".
Usando técnicas de investigación tradicionales e innovadoras
Para sumergirse en el mundo de las ballenas, el equipo de investigación empleó tecnología de punta como etiquetas digitales y drones para identificar y mapear las vulnerabilidades en sus hábitats debido al cambio climático. Estos innovadores enfoques se utilizan cada vez más para monitorear las poblaciones de ballenas en áreas remotas como la Antártida.
Las etiquetas digitales, no más grandes que un iPhone, no son invasivas y se adhieren a la espalda de las ballenas mediante pequeñas ventosas. Con permisos especiales de investigación que permiten la proximidad a las ballenas, el equipo usa un bote zodiac de 5 metros para acercarse y colocar una etiqueta en la espalda de una ballena con un palo largo. Después de un período predeterminado, la etiqueta se desprende automáticamente y flota hacia la superficie, lo que permite que al equipo de investigación recogerla fácilmente.
Al etiquetar ballenas, los científicos recopilan valiosos datos, incluidas grabaciones de video, muestras de audio y pistas en 3D de los desplazamientos de las ballenas durante sus inmersiones y su alimentación. Esta gran cantidad de información revela más sobre sus patrones de migración, frecuencia de alimentación, hábitos de descanso, profundidad a la que se alimentan, interacciones con otras especies y los impactos de las condiciones ambientales.
Además, el equipo de investigación recolecta pequeñas biopsias de piel y grasa para medir los niveles hormonales, los indicadores de estrés y determinar el sexo de cada ballena. Para obtener una muestra de biopsia, los investigadores usan una ballesta de baja potencia equipada con dardos de punta hueca. El dardo rebota en la ballena y recolecta una pequeña cantidad de grasa, aproximadamente la mitad de lo que mide un dedo meñique, después cae al agua y es recuperado por los científicos. Todo el proceso es benigno para la ballena y se similar a la picadura de un mosquito.
"Comprender la correlación entre el comportamiento de la alimentación y factores como la disponibilidad de hielo marino y la abundancia de presas, junto con los conocimientos obtenidos del muestreo de biopsias y otras técnicas, nos brinda información sobre la salud de estos animales, sus patrones de migración y los impactos potenciales del cambio climático y las actividades humanas", señala el Dr. Friedlaender. "Cuanto más comprendemos a una especie, mejor podremos identificar las áreas críticas que necesitan protección contra la interferencia humana".
Descubriendo tendencias a largo plazo desde las alturas
Los investigadores también emplean una técnica llamada fotogrametría para estudiar la condición corporal de las ballenas. Al utilizar drones para capturar imágenes aéreas de las ballenas, la fotogrametría permite a los científicos extraer información y obtener medidas precisas de estas magníficas criaturas desde las alturas.
La Unidad de Ballenas del Instituto de Investigación de Mamíferos de la Universidad de Pretoria ha pasado más de cinco décadas estudiando las ballenas francas australes que se reproducen a lo largo de la costa de Sudáfrica y se alimentan en áreas subantárticas. En los últimos años, la población de estas ballenas en la costa de Sudáfrica comenzó a fluctuar. El equipo de investigación también notó que las hembras eran más delgadas y experimentaban intervalos de parto más largos, de hasta cuatro o cinco años.
Para investigar estos cambios en la condición corporal, el equipo recurrió a la fotogrametría. A fines de la década de 1980, investigadores sudafricanos captaron, mediante el uso de un avión, fotografías aéreas de parejas de madres y crías de ballenas francas australes. Para determinar el alcance de los cambios en la condición corporal, el equipo aplicó técnicas de fotogrametría para comparar las imágenes del pasado y el presente.
Los resultados indicaron una reducción del 23% en la condición corporal materna de las ballenas francas australes de Sudáfrica desde fines de la década de 1980. Paralelamente a esta disminución, los datos de muestras de piel tomadas a principios de la década de 1990 y la década de 2010 revelaron que su ubicación de alimentación se había desplazado hacia el norte, lo que significa que sus presas se había movido. Las ballenas francas australes de Sudáfrica consumen zooplancton y su principal fuente es el krill antártico. Dado que la condición corporal de las ballenas barbadas se puede vincular directamente con la abundancia de las presas, estos resultados ilustran una reducción en el éxito de búsqueda de alimento y, posiblemente, una reducción en la disponibilidad de las presas.
Una red de Áreas Marinas Protegidas (AMP) es una solución crucial para el océano Austral
El krill antártico depende en gran medida del hielo marino y las fluctuaciones en los niveles de hielo marino alrededor de la Antártida afectan directamente la abundancia de la población de krill. La competencia por estos crustáceos semitransparentes es alta. Las ballenas barbadas dependen del krill antártico, al igual que muchos otros animales marinos, como focas, aves marinas y peces.
El esfuerzo por estudiar las ballenas antárticas es de suma importancia ya que WWF y sus socios de conservación utilizan esta ciencia para ayudar a informar y establecer áreas marinas protegidas en la vasta extensión del océano Austral. La Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) se ha comprometido a establecer una red integral de AMP en todo el continente. Las AMP en este lugar limitarán o prohibirán la pesca de krill con el objetivo de proteger la biodiversidad y fomentar ecosistemas marinos resilientes para la naturaleza y las personas. La implementación efectiva de las AMP ayudará en la preservación de la biodiversidad antártica, incluidas las poblaciones de krill y las ballenas, al mismo tiempo que brinda espacio para la vida marina.
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