Amazonía en crisis: la pérdida de bosques amenaza a la región y al planeta

Debemos actuar ahora para evitar daños catastróficos e irreversibles

Las cifras son devastadoras: el 18% de los bosques amazónicos se ha perdido por completo y un 17% adicional está degradado. Por si fuera poco, los datos de la primera mitad de 2022 muestran que la pérdida sigue creciendo.

La Amazonía está en crisis: sus bosques están amenazados debido a la deforestación, los incendios y la degradación; el agua superficial se ha perdido; y los ríos están cada vez más desconectados y contaminados. Esta inmensa presión, si no se reduce o detiene, dañará irreversiblemente la Amazonía y el planeta en general en un futuro muy cercano.

Con el lanzamiento de su Informe Amazonía Viva 2022, WWF sintetiza la información más reciente sobre la región, el vital rol que desempeña a nivel mundial, las amenazas que enfrenta y las soluciones que requieren un compromiso global sin precedentes para detener la destrucción de la Amazonía.

Lo que está en riesgo

El Amazonas es un bioma complejo e incomparable por ser el sistema fluvial y de bosque tropical más grande del mundo:

Personas: 47 millones de personas viven en la región amazónica y dependen de ella para su sustento. Esto incluye a 2.2 millones de pueblos indígenas de más de 500 grupos diferentes.

Biodiversidad y vida silvestre: El Amazonas alberga una impresionante variedad de especies del mundo: 9% de mamíferos, 14% de aves, 8% de anfibios, 13% de especies de peces de agua dulce y 22% de especies de plantas vasculares. Muchas de estas especies no se encuentran en ningún otro lugar del mundo, y los científicos estiman que hay lugares en el Amazonas donde aún no se ha descubierto hasta el 90% de las especies del Amazonas.

El maestro Lucinézio Cerdeira de Melo, su hija Louise Sophia y su esposa Luciane Melo son parte de la comunidad del pueblo de Suruacá.

Si bien existen muchos ríos que fluyen libremente en la cuenca del Amazonas, cientos de represas dentro de la red fluvial amenazan la conectividad y la calidad del agua.

Bosques: Sin sus bosques, la región amazónica perdería su biodiversidad, liberaría cantidades masivas de carbono, sufriría erosión del suelo y enfrentaría devastación hidrológica y climática. Sin sus servicios ecosistémicos, las comunidades locales y las personas de todo el mundo se enfrentarían a la pérdida de medios de subsistencia, bienestar y estabilidad ecológica.

Clima: La Amazonía es un importante sumidero de carbono que regula y ayuda a estabilizar el clima del planeta. Cualquier pérdida o degradación de sus bosques significa un aumento en las emisiones de carbono. Hoy, la conversión de tierras y los incendios en la región ya están liberando parte de ese carbono a la atmósfera a niveles récord.

Alimentos: Los “ríos voladores” del Amazonas transportan la humedad fuera de la cuenca hacia la parte sur del continente, brindando las condiciones necesarias para la agricultura en Argentina, Paraguay, Uruguay y el sur de Brasil. La salud y la vitalidad de la cuenca del río Amazonas también son fundamentales a nivel local para los millones de personas que dependen de sus vías fluviales para pescar.

Agua dulce: El Amazonas es el río de flujo libre más grande del mundo. Por albergar el 20% del agua dulce que se descarga en los océanos del mundo, el Amazonas debe mantenerse saludable y fluyendo libremente. Su conectividad y la calidad del agua impactan no solo en la cuenca del río, sino también en la salud humana, la seguridad alimentaria, los medios de subsistencia y los manglares y humedales circundantes por los que pasa el río en su camino hacia el Océano Atlántico.

Conocimiento ancestral: La gente ha vivido en la Amazonía durante más de 12,000 años, lo que convierte a la región en un rico depósito de historia humana y cultura ancestral.

Los ríos y bosques del Amazonas albergan casi el 10% de la biodiversidad del mundo, incluyendo los monos ardilla.

Las bayas de Acai son uno de los muchos recursos del Amazonas producidos para el consumo humano.

La salud de la Amazonía tiene impactos tanto locales como de largo alcance. Perder la Amazonía cambiaría drásticamente el clima de América del Sur, empeoraría la seguridad alimentaria, intensificaría la crisis climática y, en última instancia, afectaría a todo el planeta. La emergencia climática global se aceleraría ya que sería imposible mantener el calentamiento planetario por debajo de 1.5 grados centígrados.

Revirtiendo la tendencia

Como primer paso, debemos reconocer la interdependencia que existe entre nosotros y la Amazonía. Nuestro futuro depende de su supervivencia, y la Amazonía depende de nosotros y de las decisiones que tomemos hoy.

El informe Amazonía Viva 2022 de WWF propone estrategias para revertir las pérdidas actuales y formas para que los gobiernos, el sector privado y los ciudadanos tomen medidas urgentes para la Amazonía y su conservación. Esto incluye la iniciativa 80x25, con la cual se pretende conservar el 80% de la Amazonía para el 2025. El plan fue propuesto por la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, adoptado como una moción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en 2021 y apoyado por WWF, pero requerirá un mayor compromiso en todos los niveles para frenar la crisis climática.

Los países amazónicos deben acordar y priorizar la protección y gestión sostenible de la Amazonía y sus sistemas transfronterizos e interconectados. Los pueblos indígenas deben ser incluidos en la toma de decisiones para la región.

Las corporaciones que se benefician de los recursos naturales de la Amazonía deben examinar sus cadenas de suministro y garantizar que se apliquen prácticas sostenibles. Los consumidores pueden cambiar sus patrones de consumo y negarse a comprar productos que impulsan la deforestación y la conversión de tierras en la Amazonía.

Juntos, podemos cambiar el rumbo de la pérdida de la Amazonía y caminar hacia la equidad social, el desarrollo económico inclusivo y la responsabilidad global.

Conoce el Informe Amazonía Viva 2022 completo aquí.